Una escena prevista. Dándole vueltas. Buscando momento. Lugar. Los dos bailan sin música. En silencio. Peligrosa si me sale mal. Necesidad de hacerla creíble. Si no, papelera. Busco un lugar adecuado para situarlos en el Cap Polonio, sin hallarlo. Al fin, foto del Blanco y Negro (1928) me da la solución. Creo. El salón de palmeras del barco. Un espacio discreto, ajardinado, con sillones de mimbre. Perfecto. No sé exactamente dónde estaba situado en el Cap Polonio, pero da lo mismo. Sitúo en un plano de un transatlántico francés de estructura parecida el lugar donde estaría ese salón. Luego trazo el recorrido que harían los dos desde la cubierta de paseo en la que conversan al principio de la escena. Es posible. Sí. Llegarían paseando en cinco minutos. Puede valer. Ahora sólo falta que el lector, cuando lea, oiga la música que no se oye pero que ellos oyen. Los vea evolucionar en el silencio.